Tos ferina o tos convulsa: síntomas y tratamientos


Tos ferina o tos convulsa Síntomas

La tos ferina, también llamada coqueluche o pertussis, puede presentar una evolución clásica, o bien, desarrollarse de diferentes maneras.
Evolución clásica:
-Después de una incubación de 8 a 10 días, fase de una semana muy contagiosa con flujo nasal, tos común, a menudo noctura, y a veces fiebre de 38 C (101 F).
-Fase de accesos de tos frecuentes, sobre todo durante la noche, con espasmos violentos, reanudación ruidosa de la respiración (llamada , canto de gallo, este síntoma se atenúa o desaparece con la vacunación). La persona parece llegar al extremo de su capacidad para espirar el aire, enrojece, se le inyectan los ojos y a veces se pone cianótica (la piel se torna azul, negruzca o lívida), y tiene pausas respiratorias. Entre uno y otro acceso, se recupera sin presentar síntomas.
-Fase de vómitos más o menos abundantes y difíciles de soportar durante un período de 2 a 3 semanas.
-Convalecencia con disminución de la intensidad y la frecuencia de los accesos, que puede durar varios meses.
Evolución de otro tipo, con signos menos evidentes.
-Adultos: tos espasmódica común sin accesos, que suele pasar inadvertida.
-Bebés no vacunados: tos en accesos, prolongada, sin canto de gallo pero con posibilidad de cianosis, de paro respiratorio y de disminución peligrosa de la frecuencia cardíaca.

Tos ferina o tos convulsa: síntomas y tratamientos

Grupos de riesgo - Tos ferina o tos convulsa

Sobre todo bebés de menos de 6 meses y los adultos no inmunizados.

Tos ferina o tos convulsa ¿Cuáles son sus causas y por qué duele?

La tos ferina es una infección respiratoria (que afecta a los cilios vibrátiles de los bronquios) causada por una bacteria, Bordetella pertussis. Los espasmos son dolorosos y desagradables.

Tos ferina o tos convulsa: ¿Qué se puede hacer?

Prevención de la enfermedad: proteja al recién nacido y al lactante durante los 3 primeros meses, sobre todo si no está vacunado, de todo contacto con personas que tengan tos. Desconfíe de cualquier tos que se presente en el entorno, especialmente en el verano.
Sospecha de tos ferina: aísle al enfermo de los otros niños hasta tener un diagnóstico. Si el médico lo recomienda, se puede reducir la posibilidad de contagio por parte del posible portador o del entorno mediante un tratamiento con antibióticos. La duración del aislamiento, de 30 días, puede reducirse a solo 5 días usando este última opción.
Tos ferina confirmada: vigile constantemente al niño (día y noche), en especial durante el período de accesos fuertes. Déle una alimentación equilibrada y fraccione las comidas en caso de accesos y de vómitos. Evite los excesos de calor y las corrientes de aire.
Cuidado: si cree que un bebé de menos de 3 meses tiene tos ferina, es imprescindible hospitalizarlo.

Tos ferina o tos convulsa tratamiento

¿Qué tratamientos hay para la tos ferina o tos convulsa?

Los signos, a menudo atípicos, exigen un diagnóstico preciso (análisis de sangre, que de todas maneras son poco concluyentes, y eliminación de otras patologías)
Tos ferina o tos convulsa: Tratamiento médico convencional
El tratamiento con fármacos sólo actúa sobre los síntomas.
Calmantes de la tos: antitusivos, antiespasmódicos, mucolíticos varios.
Antibioticos: se propone un tratamiento preventivo de 10 a 14 días para disminuir la posibilidad de contagio, así como un tratamiento de las personas del entorno inmediato no vacunadas o sin todas las vacunas (roxitromicina y sobre todo eritromicina).
Cambio de altitud: los lugares altos (1500 a 2000 m de altitud, que equivalen a 5000 a 6500 pies) o los viajes en avión suelen atenuar la tendencia espasmódica persistente y agotadora.

Tratamientos alternativos para la tos ferina o tos convulsa

Homeopatía
En fase aguda, interviene según el tipo de acceso de tos (seca, con flemas o espamódica). También se consolida la convalecencia con remedios caseros.
Fitoterapia
Después del diagnóstico, con la aprobación del médico y como complemento del tratamiento, se prescriben plantas medicinales antiespasmódicas, calmantes de la tos y del vómito (naranjo, albahaca, lavanda, hiedra) en infusión o en extractos. Combinado con los antibióticos se puede acudir a los aceites esenciales para combatir las sobreinfecciones bronquiales (orégano, ajedrea, ciprés). Para prevenir las consecuencias de las apneas y de la hipoxia, ginkgo y OPC (oligómero procianidólico) o proantocianidoles.
Cuidado: el recién nacido y los lactantes muy pequeños deben vigilarse muy de cerca, ya que son vulnerables.
Los bebés de menos de 6 meses son el blanco preferido del bacilo de la tos ferina, porque están menos protegidos por los anticuerpos de la madre y aún no están vacunados.
Tos ferina o tos convulsa ¿Se puede prevenir?
Hay una vacuna contra la tos ferina que se aplica en la infancia, asociada a otras vacunas en la mima presentación. En muchos países, el plan de vacunación obligatorio establece su aplicación bajo la forma de vacuna triple (DPT: contra la diferina, la tos ferina y el tétanos) a los 2, 4, y 6 meses y con un refuerzo a los 18 meses y al ingreso escolar.
Vía: paraeldolor.blogspot.com



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